La raya

raya

Se utiliza para encerrar ciertos incisos, con mayor grado de separación que las comas.

Se mantuvo fiel a su dueño —un excelente cuidador—  hasta la muerte

Puede sustituir a veces al paréntesis que introduce aclaraciones o explicaciones.

Un ingeniero —nunca te puedes fiar de nadie— resultó ser el ladrón

La RAYA  es un trazo horizontal más largo que el guion.

Como signo ortográfico, la raya puede emplearse como signo simple o como signo doble. En este último caso, al igual que el resto de los signos dobles, las rayas de apertura y de cierre se escriben pegadas al primer y al último carácter del periodo que enmarcan, y separadas por un espacio del elemento que las precede o las sigue; excepto si es otro signo de puntuación, que no se deja espacio entre ambos.

Uso de la raya en los diálogos

Para introducir las intervenciones en un diálogo

En la reproducción escrita de un diálogo, la raya precede a la intervención de cada uno de los interlocutores:

—Estoy decidido a darte lo que me pides.
—¿Lo has pensado bien?
—Lo he pensado esta noche.
—Entonces quiero que sepas algo importante.
—Explícate.
—El dinero no era para mí…
—¿Qué dices, mujer? —preguntó sujetándole las muñecas para ayudarle a superar el último peñasco.
—Coge tus prismáticos y sigamos —respondió ella.

Tanto en los diálogos como en las narraciones

Para encerrar los comentarios y precisiones del narrador. Se escriben dos rayas, una de apertura y otra de cierre, cuando  las palabras del personaje continúan inmediatamente después.

—Lo importante es estar contento —añadió Paula—. Con motivo o sin él, pero contento.
—No voy a conseguir nada —pensó Rosa si sigo así.
—Ha llegado Juan —dijo el jefe y nos ha traído excelentes noticias.

Si las palabras del personaje no continúan tras la intervención del narrador

No se deberá poner la raya de cierre si las palabras del personaje no continúan tras la intervención del narrador.

—Espero que todo salga bien —dijo Azucena con gesto ilusionado.
—¿Qué dices, mujer? —preguntó sujetándole las muñecas para ayudarle a superar el último peñasco.
—Coge tus prismáticos y sigamos —respondió ella.

En caso de que deba aparecer un signo de puntuación (punto, coma, punto y coma o dos puntos), colocaremos este signo tras el inciso del narrador

—Amor mío —le temblaba la voz—, no quería contarte nada. Se supone que tenía que ser una sorpresa.
—No te creo —afirmó tajante—. Por mucho que te esfuerces, ya no confío en ti.
—Está bien —dijo Carlos—; lo haré, pero que sea la última vez que me lo pides.
—Lo será —respondió agradecido—, te lo aseguro.
—Te lo advierto —dijo amenazante—: no voy a consentir que te salgas con la tuya.

Cuando el comentario del narrador va introducido por un verbo de lengua (decir, preguntar, exclamar, responder…)

Cuando el comentario del narrador va introducido por un verbo de lengua (decir, añadir, asegurar, preguntar, contestar, espetar, exclamar, responder…), este comentario se inicia con minúscula, aunque haya delante un signo de interrogación, de exclamación o puntos suspensivos:

—¡Qué le vamos a hacer! —exclamó resignada doña Patro.
—¿Ha llegado ya el presidente? —preguntó alarmado el embajador.
—Si me hubieras hecho caso… —susurró mientras seguía con la mirada a su hijo, que se alejaba cabizbajo.

Otros usos no ortográficos

En enumeraciones en forma de lista

A diferencia de su uso en los diálogos, en que la raya se escribe pegada al texto, sin espacio en blanco, en el caso de creación de listas, se debe dejar un espacio entre la raya y el texto.

— Patatas
— Cebollas
— Naranjas
— Berenjenas
— Brócoli

En listas alfabéticas e índices

La raya al comienzo de una línea se usa para indicar que en ese renglón se omite, para no repetirlo, un elemento común ya expresado en la primera línea.

GARCÍA LORCA, FEDERICO, La casa de Bernarda Alba. Madrid: Castalia, 1991.
—, Primer romancero gitano. [1924-1927]. Madrid: Espasa-Calpe, 1991.

GARCÍA MÁRQUEZ, GABRIEL, El amor en los tiempos del cólera. [1985]. Madrid: Mondadori, 1987.
—, Crónica de una muerte anunciada. Bruguera, 1981.
—, Del amor y otros demonios (1994)
—, El general en su laberinto (1989)

MARSÉ, JUAN, El embrujo de Shanghai. [1993]. Plaza & Janés, 1996.
—, La muchacha de las bragas de oro. [1978]. Planeta, 1993.
—, Rabos de lagartija. Lumen, 2000.

MARTÍNEZ, TOMÁS , Santa Evita.  Seix Barral, 1995.
—, La novela de Perón. Madrid: Alianza, 1989.
—, El vuelo de la reina. Madrid: Alfaguara, 2002.

MENDOZA, EDUARDO, La ciudad de los prodigios. [1986]. Seix Barral, 1993.
— La verdad sobre el caso Savolta, [1975]. Seix Barral, 1994.

POMBO, ÁLVARO, El héroe de las Mansardas de Mansard. [1983]. Anagrama, 1990.
—, El metro de platino iridiado. [1990]. Anagrama, 1993.
—, Una ventana al norte.  Anagrama, 2004.

En la edición de obras teatrales

Para separar el nombre de cada uno de los personajes del texto de sus intervenciones

MARÍA.— ¿Dónde vas?
JUAN.— A dar una vuelta.
MARÍA. ¡Que dónde vas…!