Ortografía de las letras

En español, la principal fuente de las dificultades ortográficas reside en que las letras no se ajustan a los sonidos que representan, en que no siempre hay correspondencia entre las letras del abecedario con un solo sonido. Por ejemplo, la ge, acompañada de la a, de la o, o de la u tiene un sonido (ganar, gozar, guapo), y acompañada de la e o de la i, otro distinto, que además es el mismo que el de la jota (germen, rugir). No hay una correspondencia real porque a los mismos sonidos no les corresponden las mismas letras. Es decir:

Hay sonidos que pueden ser representados por varias letras:

sonido b por b, v, w (bemol, ver, wolframio);

sonido c por qu, k, q (casa, queso, Alaska, Iraq);

sonido j por g, j, x (genio, jefe, México);

la ye por ll y ye (pollo, poyo).

Una letra para varios sonidos:

x para sonido ks y sonido j (éxito, México).

Dos letras (dígrafos) para un solo sonido:

ch, ll, rr, qu, gu. 

E incluso una letra que no representa ningún sonido, como la h. 

A esto se añaden las peculiaridades de la pronunciación en las distintas zonas geográficas, como el ceceo, el seseo, el yeísmo y otras que pueden crear dudas y ambigüedades en la escritura, y otras muchas variedades que encontramos en otras regiones o zonas geográficas, descontados, obviamente, los distintos dialectos y las lenguas vernáculas que se hablan en amplias áreas geográficas de España y América.